La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una práctica católica que se remonta al siglo XVII, obteniendo aprobación litúrgica en el siglo XVIII. Inicialmente manifestada en las apariciones a Santa Margarita María de Alacoque, su aprobación oficial llegó el 25 de enero de 1765, cuando el Papa Clemente XIII la reconoció en respuesta al ferviente deseo de muchos fieles católicos. A partir de esa aprobación, la Sagrada Congregación de los Ritos concedió a los obispos de Polonia y a la Archicofradía Romana del Sagrado Corazón de Jesús la facultad de celebrar la fiesta litúrgica que hoy se observa ampliamente en toda la Iglesia.
Las apariciones a Santa Margarita, una religiosa visitandina francesa, revelaron el mensaje central del Sagrado Corazón de Jesús: el amor divino y la misericordia infinita por todos nosotros, sus hijos predilectos. Él exhortó a los fieles a practicar la comunión reparadora en los primeros viernes de mes, a celebrar una fiesta especial en honor al Sagrado Corazón y a consagrarse a Él. San Claudio de la Colombière, confesor de Margarita, desempeñó un papel crucial en la difusión de esta devoción
Esta devoción encuentra fundamentos en las Sagradas Escrituras, donde Dios promete “un corazón nuevo” a sus hijos, sustituyendo el corazón de piedra corrompido por el pecado por un corazón capaz de amar. Este amor se personifica en Jesús, quien, mediante su pasión, muerte y resurrección, demostró el amor y la misericordia divinos. Los apóstoles fueron testigos de estas características fundamentales del corazón de Jesús: el amor y la misericordia.
La cruz es el símbolo supremo de este amor, donde el corazón de Jesús, abierto, derrama sangre y agua. Estos elementos se interpretan como las especies de la Eucaristía, en la que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo después de la consagración. Así, Jesús permanece presente en la Eucaristía, expresando su amor continuo por la humanidad.
Además, Jesús prometió gracias especiales a quienes son devotos de su Sagrado Corazón, incluidas la paz, el consuelo, la protección y las bendiciones. San Luis Guanella, un devoto destacado, exhortó a los fieles a refugiarse en el Sagrado Corazón de Jesús, reconociéndolo como un símbolo supremo de amor.
En resumen, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una práctica rica en significado y basada en el amor y la misericordia divinos. Nos recuerda el amor incondicional de Dios y nos invita a imitar ese amor en nuestras propias vidas, renovando nuestros compromisos y entregándonos al Reino de Dios.