
Los inicios de la obra guanelliana se produjeron después de muchas luchas por parte del Padre Guanella. Tras su estancia en Olmo, pasó a ser administrador parroquial de Pianello del Lario, en Como, Italia. Allí, el padre Carlos Coppini, su predecesor, junto a algunas jóvenes monjas, había iniciado ya un hogar de acogida para huérfanos y ancianos.
Guanella vio en esta obra el embrión de su obra. Más tarde, como director, dio un vigoroso impulso a la formación y desarrollo de la institución, fundando la Casa de la Divina Providencia, bajo la guía de las monjas Ursulinas, que pronto se convirtió en la Congregación de las Hijas de Santa María de la Providencia.
Su carisma cautivó a todos los que lo rodeaban. Fue entonces cuando, con un grupo de jóvenes sacerdotes y hermanos clérigos, en la tarde del 24 de marzo de 1908, hizo sus primeros votos perpetuos simples en el Santuario del Sagrado Corazón de Como. Así nació la Congregación de los Siervos de la Caridad. En agosto de 1912, la Congregación obtuvo de la Santa Sede el Decretum Laudis Humanis Miseriis Sublevandis. Poco después llegaron los Cooperadores y la Pía Unión.
Hoy, 117 años después, la Congregación de los Siervos de la Caridad, presente en 23 países, las Hijas de Santa María de la Providencia y los Cooperadores Guanellianos continúan extendiendo la tienda de la caridad. Porque el mundo entero es nuestra patria y no podemos detenernos mientras haya pobres a quienes ayudar. Que San Luis Guanella y la Divina Providencia sigan guiando vuestro trabajo.